La plaqueta decorativa permite mostrar un gran cambio en la reforma o decoración de la estancia sin necesidad de grandes obras. Se puede colocar tanto en paredes y muros, como para revestir cabeceros, muebles de obra, zócalos o chimeneas.
La plaqueta decorativa es un elemento de revestimiento de paredes que imita distintos acabados como el de la piedra natural, ladrillo rústico o madera entre otros muchos.
Podemos encontrar distintos modelos y acabados pudiendo utilizarse tanto para uso interior como exterior.
La plaqueta decorativa resulta ideal para separar ambientes, dar un toque de color, destacar la chimenea, etc. Cuando hablamos de reformas de interiores se utiliza muy a menudo en reformas de baño, reformas de cocina y en el salón, y para exteriores es habitual en casas y chalets que quieren mostrar un toque rústico, adornando con plaquetas de imitación piedra ciertas partes de la fachada como las inferiores, o junto a las ventanas y chimeneas.
Las plaquetas se fabrican básicamente en tres tipos de materiales; hormigón, piedra natural y poliuretano. Las de piedra natural y hormigón son las más resistentes y pueden ser utilizadas tanto en exterior como en interior. Las de poliuretano aunque son menos resistentes que las otras dos, ofrecen mayor facilidad para su colocación, y cuentan con las mejores propiedades aislantes térmicas y acústicas, por lo que pueden ser una buena elección para reformas de interior.
Por tanto, aunque las tres se pueden utilizar en interior y exterior, quizá las más adecuadas para exteriores sean las de piedra natural y hormigón, y para interiores las de poliuretano, siempre que encontremos un acabado adecuado para nuestra reforma.
La colocación de plaquetas decorativas pueden suponer un coste similar al de un alicatado habitual, sin embargo el resultado es completamente distinto, siendo mucho más vistoso.
Colocación de plaqueta decorativa de poliuretano
No será necesario que retiremos pinturas o viejos acabados decorativos pero es recomendable que nos aseguremos de que no haya zonas desprendidas ni restos susceptibles de desprenderse, en cuyo caso deberemos lijar previamente.
- Repasamos la superficie de plaqueta que va a estar en contacto con la pared, ayudándonos del cepillo de acabados.
- Extenderemos la pasta adhesiva por la pared utilizando una llana dentada. Será necesario usar un adhesivo específico recomendado para la plaqueta. La forma de aplicar la pasta es la siguiente: con la ayuda de una espátula, aplicamos cierta cantidad en la cara lisa de la llana. A continuación, extendemos el adhesivo por la pared creando una película de unos 4mm.
- Peinaremos todo el adhesivo que hemos aplicado con el lateral derecho de la llana. Intentaremos peinar en sentido horizontal.
- Iremos colocando las piezas presionándolas una a una con la mano, ejerciendo un pequeño movimiento de vaivén sobre la pieza.
- Para colocar las últimas piezas, tendremos que adaptarlas. Para ello, tomaremos la medida desde la última plaqueta a la pared y trasladaremos dicha medida a la plaqueta. Cortaremos la pieza con ayuda de un serrucho de carpintero o con uno de escayolista.
- Cuando la pieza sea de pequeño tamaño, aplicaremos el adhesivo en la misma pieza con ayuda de una espátula dentada. Colocaremos la pieza utilizando la misma técnica.
- Rellenaremos las juntas entre placas, siempre y cuando el modelo de plaqueta así lo precise.
- Finalmente, cuando lo requiera el fabricante protegeremos la plaqueta con un barniz que aplicaremos con una paletina.
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