Pero para que para que un suelo de mármol resista el paso de los años manteniendo su elegancia y su brillo hay dos factores que determinarán su futuro; una correcta colocación y un buen mantenimiento y abrillantado periódico del mármol.
Son las dos caras de un buen suelo de mármol, la que hace de soporte y la que hace de los brillos del veteado del mármol la base de una decoración de interiores noble y elegante.
Realmente el término marmolistas puede utilizarse para ambas cosas, si bien es cierto que habitualmente el término se utiliza para profesionales dedicados a la colocación de suelos, encimeras de mármol y revestimiento de paredes de mármol, y para el mantenimiento y abrillantado de suelos se utiliza el término “empresas de pulimentos”, más que marmolistas.
Colocación de suelos de mármol
Cualquier colocación de suelos debe hacerse con sumo cuidado, ya que deben aguantar peso y tránsito de personas y cosas, pero más aún cuando hablamos de suelos de mármol, ya que su gran durabilidad y por otra parte el gran peso de las losas, hacen al mármol más sensible a pequeños desniveles durante su colocación.
Una mala colocación del mármol, con el tiempo puede dar lugar a grietas o señales de desgaste si ese suelo de mármol va a situarse en lugares de paso frecuentes, en accesos a escaleras, en entradas o en estancias en las que la humedad ambiental o las dilataciones por calor son más frecuentes, tal como sucede en galerías exteriores, en baños, en balcones o en cocinas.
La recomendación es instalar el suelo de mármol sobre hormigón bien nivelado retirando cualquier material que haga de sustrato y que no sea suficientemente sólido como sucede con las juntas de dilatación de las construcciones o los elementos aislantes.
Otra cuestión a tener en cuenta es la consistencia del hormigón. En ocasiones, mezclas inadecuadas introducen fragmentos de piedras más sólidos que por su dureza y consistencia pueden convertirse a la larga en vectores de ruptura de las baldosas.
Y lo mismo en un sentido contrario, cementos de fraguado rápido introducen en las mezclas burbujas de aire o huecos que también se pueden comportar como vanos y puntos de fractura para las baldosas de mármol.
Y es que una superficie tan especial como la de mármol ha de apoyarse sobre un soporte con el mismo nivel de calidad. No hay secreto.
Limpieza y abrillantado de suelos de mármol
Si la composición del sustrato de apoyo de las baldosas de mármol es una tarea única e inicial de la fase de instalación que no resulta reversible, la limpieza regular es el trabajo periódico con el que garantizaremos la vistosidad de la parte visible del firme prácticamente de por vida.
Pero ¿cómo? Pues teniendo en cuenta algunas condiciones. La primera, que el pH del detergente con el que se limpie la superficie sea neutro, alrededor del 7. En segundo lugar, la fregona o paño húmedo que se aplique sobre las baldosas no puede contener ningún elemento abrasivo, siendo preferible el uso de elementos de algodón.
Para la limpieza regular conviene aplicar movimientos circulares y cortos, fundamentalmente rítmicos. Sin embargo, cuando se trate de manchas de suciedad incrustada se han de retirar con limpiador en polvo también con pH neutro y frotando con una pieza de fieltro. Siempre siguiendo el veteado del mármol y en línea recta, en lugar de hacerlo de manera circular.
Cuando observamos que el mármol va perdiendo su brillo y que la limpieza no es suficiente para su mantenimiento, lo mejor será contactar con una empresa especializada en mantenimiento de suelos de mármol. Para el abrillantado del mármol existen diferentes ceras que se aplican sobre el suelo ya pulido. Normalmente el abrillantado de suelos de mármol se realiza en dos días; el primero se dedica a pulir y afinar el mármol, y en el segundo se abrillanta, encera y cristaliza la superficie.
Puede parecer costoso, pero el mármol te mostrará todo su brillo como agradecimiento, volviendo a mostrar todo su esplendor.
