Todos sabemos cómo está el precio de la electricidad, gas etc. La constante subida de estas fuentes de energía hace que muchos particulares se estén planteando el cambio de calefacción y apostar por sistemas más eficientes o que puedan usarse en las horas donde la luz es más barata. Dentro de este último aspecto existe un tipo de calefacción eléctrica que se carga durante la franja horaria más barata y luego va “expulsando” ese calor a lo largo del día. Se llaman acumuladores de calor. ¿Qué son? ¿Cómo funcionan? ¿Qué ventajas tienen?
Este tipo de calefacción es una alternativa interesante para calentar tu hogar empleando la electricidad. Eso sí, para aprovecharnos de sus propiedades es importante tener en cuenta las diferentes tarifas eléctricas valle, ya que su carga resultará más económica.
Los acumuladores de calor o térmicos son una variante eléctrica a los sistemas de calefacción tradicionales. Son aparatos que calientan con el paso de la electricidad. A pesar de que la luz no es precisamente una fuente de energía barata, este método aprovecha las horas valle para cargarse y soltar el calor a lo largo del día.
¿Cómo funcionan los acumuladores de calor?
Los acumuladores de calor llevan en su interior una resistencia eléctrica que se calienta con el paso de la electricidad. Esta energía es almacenada en el acumulador, como si fuera una “batería”, y posteriormente se va liberando para calentar un espacio de la vivienda.
Su empleo es bastante sencillo y su uso también ya que simplemente carga mientras dormimos y suelta ese calor durante el día. Hoy en día gracias a los avances tecnológicos está todo automatizado y podremos programarlo. Tras explicar su funcionamiento toca preguntarse: ¿Cuánto tiempo hay que cargar un acumulador? Dependiendo de las características de cada modelo podemos estar hablando de cargas que requieren entre 8 y 12 horas y con potencias elevadas, por eso el aprovechar las horas económicas resulta indispensable.
Tipos de acumulador
Dentro de los acumuladores existen dos tipos: acumulador de calor estático y dinámico. Los acumuladores eléctricos estáticos son los más sencillos del mercado. Están compuestos por un sistema de aislamiento térmico al uso, expulsando el calor por radiación y convección. El hándicap de este tipo de procedimiento es que mucho calor se pierde en el proceso. De hecho, se calcula que solo el 25% del calor descargado es controlado. A pesar de este dato negativo, ofrecen el suficiente confort pero conviene no dejar la vivienda vacía durante un fin de semana.
Por su parte, el acumulador dinámico es el más demandado actualmente ya que garantizan un aprovechamiento del 85% del calor acumulado. Este método expulsa el calor a través de una turbina que lo deriva a los acumuladores, maximizando sus propiedades. Además gracias al termostato que viene incorporado se puede controlar la temperatura y evitar el gasto excesivo.
Ventajas de los acumuladores térmicos
La instalación de este tipo de calefacción aporta diferentes ventajas siendo un sistema adecuado en aquellas viviendas que usen la electricidad como medio para calentar el domicilio. Además aporta otra serie de ventajas como:
- Instalación es rápida y fácil sin obras ni reformas.
- Temperatura adecuada y estable durante todo el día.
- Precio económico comparándolo con otros sistemas de calefacción.
- Calientan de forma rápida la vivienda.
En resumen, los acumuladores de calor son un sistema de calefacción eléctrico a un precio asequible ya que aprovechan las horas más económicas para cargar. A su vez expulsan el calor o detienen el consumo en las más elevadas, aspecto que notaremos en nuestra factura energética.
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