Todos hemos oído hablar de las calderas de condensación, pero no siempre sabemos qué son exactamente y qué ventajas nos proporcionan.
En este post trataremos de aclarar y explicar cómo funciona esta tecnología y qué nos aporta en nuestros sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria.
Las calderas de condensación son calderas para cualquier tipo de instalación de agua caliente y calefacción.
Se pueden instalar tanto para sistemas de calefacción de radiadores como de suelo radiante. Cuentan con una tecnología que consigue aprovechar el calor que se desprende en forma de vapor durante la combustión de la caldera.
Evolución de las calderas tradicionales a las de combustión
La aparición de hidrocarburos como el gas natural y el GLP, que no contienen azufre, permitió desarrollar este sistema. Otros hidrocarburos como el gasóleo, podían producir ácido sulfuroso o sulfúrico al condensarse. Ese ácido sería corrosivo y deterioraría los conductos de la caldera. Por ello era necesario que los gases de la combustión se expulsasen a gran temperatura (superior a 150°C) para evitar su condensación en el interior.
En las calderas de condensación el agua se calienta a una temperatura de entre 60 y 70°C en lugar de los 90°C de las calderas tradicionales. Los gases emitidos no llegan a los 100°C frente a los de las calderas tradicionales que superan los 150°C.
Cómo ahorran en consumo las caleras de condensación
Las calderas de condensación producen agua caliente a baja temperatura y con un alto rendimiento térmico, por lo que reducen el consumo y las emisiones de CO2.
Básicamente lo que hacen estas calderas es aprovechar el calor que se desprende en forma de vapor durante la combustión de la caldera. Condensando dentro de la caldera el vapor procedente de los gases de combustión, se obtienen 2.260 kilojulios (kJ) por cada kilogramo de agua condensada. En las calderas convencionales, esta energía térmica se envía a la atmósfera. Por otro lado, las temperaturas necesarias que deben alcanzar los gases quemados son inferiores a las de las calderas tradicionales, por lo que también esa energía se ahorra.
Ventajas de las calderas de condensación
Las calderas de condensación son las calderas más eficientes del mercado. Aprovechan energía que tu anterior caldera expulsaba por la chimenea. Eso supone varias ventajas:
- Ahorro. Tanto por trabajar a menor temperatura, como por aprovechar el calor de los gases de combustión, una caldera de condensación puede suponer un ahorro de hasta un 30% en tu factura de gas.
- Confort. Al trabajar con temperaturas más bajas, las nuevas calderas permiten un encendido más continuado y equilibrado regulando la energía empleada para calentar la casa. Unido a un termostato adecuado mejora la climatización del hogar empleando menor cantidad de energía.
- Respeto al medio ambiente. Al ser más eficientes, las calderas de condensación reducen hasta un 26% las emisiones de gases contaminantes.
- Cumplimiento de Normativa Europea. Con el fin de reducir las emisiones de CO2, en septiembre de 2015 se aprobó la normativa europea sobre eficiencia energética finalizando la comercialización de las calderas tradicionales.
Instalación de la caldera de condensación
La instalación de una caldera de condensación es sencilla para un técnico especializado. Es compatible con los sistemas de calefacción de calderas tradicionales, pero para el cambio de caldera es necesario realizar unas adaptaciones.
Por un lado es necesario realizar una adaptación de la chimenea de evacuación de gases. Por otro lado también es necesario habilitar un desagüe para la evacuación del agua condensada. Son procesos sencillos que deben ser realizados por profesionales y cumpliendo con la normativa para la obtención del correspondiente certificado.
Los especialistas calculan que sólo con el ahorro generado en tres años utilizando una caldera de última generación, se amortiza el coste de cambio e instalación de la caldera.
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