– Aire acondicionado de ventana. Este aparato únicamente climatiza la estancia en la que se encuentra, aunque se adapta a cualquier vivienda. Es de fácil mantenimiento y su coste de instalación es bajo. Los inconvenientes del sistema son que consume más electricidad que otros sistemas y son más ruidos.
– Aire acondicionado portátil. Esta unidad incorpora todo el sistema en una caja acoplada con ruedas y dispone de una manguera flexible que expulsa el aire caliente hacia el exterior. El equipo portátil apenas necesita instalación y se transporta con facilidad. La desventaja es que no dispone de unidad exterior, por lo que produce bastante ruido mientras está en uso, además de no ser muy potentes.
– Aire acondicionado split. Existen dos tipos de sistemas split: de pared y de consola de techo. El split de pared es el que más se está instalando en la actualidad debido a que presenta muchas más ventajas que el resto de sistemas y es, además, relativamente económico. La unidad que contiene el compresor se ubica en el exterior de la vivienda y se comunica con la unidad interior (evaporador – condensador) mediante tubos. Las principales ventajas de este sistema son: el nivel de ruido es muy bajo, es estético y de fácil mantenimiento. El problema del split de pared es que su instalación es más complicada que los modelos de ventana y su coste es mayor.
Por otra parte, el split de consola de techo tiene un funcionamiento similar al de pared, pero suelen ser de mayor capacidad. Aunque su instalación es más costosa y compleja y emite más ruido que el de pared, el sistema tiene gran capacidad (desde 36000 hasta 60000 BTU).
– Aire acondicionado central. La idea de este sistema es el mismo que el de la unidad split, pero se suele utilizar en acondicionamiento completo de edificios. Sus inconvenientes son el coste y su instalación (ya que es mucho mayor). Sin embargo, ofrecen un alto nivel de confort, el mantenimiento es sencillo y espaciado en el tiempo.
A la hora de instalar un sistema de aire acondicionado debemos tener en cuenta el tamaño (para adecuar el equipo al espacio que necesitamos), la orientación, el aislamiento y otros factores de la vivienda. Es importante destacar que no es bueno para la salud que exista una diferencia térmica en relación con el exterior mayor de 12ºC. En verano, la temperatura de nuestra vivienda debe estar entre los 24ªC y los 26ºC.
